sábado, 1 de agosto de 2009

Casi se cumple un mes desde que comenzó, por segunda vez, mi viaje; y, aunque parezca mentira este es el primer ratito que tengo para contaros algunas cosillas.

Como era de esperar los servicios de seguridad israelíes me tuvieron cerca de dos horas en una habitación cerrada, de luz tenue y sin ventanas haciendome mil y una (cuento árabe, que se jodan) preguntas para descubrir al final que no soy un terrorista, ni quiero matar a nadie ni tengo intención de investigar para despues revelar secretos del gobierno de Israel. Así que tras las pertinentes casi 4 horas de vuelo me planté en Tel Aviv, donde me esperaban Mor y Yonatan.Con ellos pasé unos dias en Jerusalem (la parte judía, me queda la musulmana), Tel Aviv y Ranana, donde cené con la familia de Mor el viernes noche, fecha muy importante para los judíos, ni os imagináis la cantidad de comida que hicieron esos locos. Una barbaridad.

Desde all me fui unos dias a casa de unos amigos de ellos en Siderot. Siderot es la ciudad mas cercana a Gaza, la que recibe mayor numero de misiles (40 diarios durante ocho años (que no culos, aunque les apunten al agujero del mismisimo) y 140 diarios durante la ultima "guerra"). Aquello es un lugar repleto de refugios antimisiles. Cuando junto a Jacob, un siderotita (ni idea del gentilicio) salí a por unas cervezas el primer día, me explicaba por el camino la situación que viven allí, y lo que más me gustó fue que tanto él como el resto de lugareños que conocí son conscientes de que la peor parte se la llevan en Gaza. Debo decir además que no son minoría los israelíes que se consideran avergonzados por la masacre que su gobierno llevó a cabo durante los días de "guerra".

Mientras Jacob y yo caminamos me señala, de manera automática, sin darle mayor importancia, los refugios más cercanos a nosotros a lo largo del trayecto, por si suena la alarma.

- Jacob, le pregunto, ¿cómo sé hacia dónde correr y cuándo si suena la alarma? ¿Y como la reconozco?

- Ja ja ja ! ! ! No te preocupes, si suena sabrás que es la alarma. Sígueme si puedes y corre como alma que lleva el diablo, porque una vez suena sólo tenemos diez segundos para ponernos a cubierto.

Diez segundos.

Sé que esta pregunta parece una gilipollez pero, para los peritos, no es una alarma convencional (como más tarde comprobé), se trata de la voz de una mujer que, sin prisa ni "alarma" aparente dice "Tseva Adom, Tseva Adom, Tseva Adom, Tseva Adom". Creedme, se te hiela la sangre y Speedy Gonzalez es un paralímpico (con todos mis respetos y cariño) a tu lado. Termina el "Tseva Adom" y un estruendo atronador (valga la repugnancia) nos dice que el misil ha tocado tierra. Gracias a Dios, Alá, Buda o quien coño sea sólo hay "daños materiales".

Esa misma noche le pido a Nativ que me lleve a ver la frontera. Montamos en su coche y hacia allá vamos. No han pasado dos horas desde que cayese el misil y la frontera no muestra mayor sensación de movimiento. Son cerca de las dos de la mañana y, como me explica Nativ, nosotros no los vemos pero en ese mismo instante son cientos los soldados que nos observan y decenas de francotiradores nos encañonan con sus armas. Para mayor tranquilidad apagamos las luces del coche y encendemos las del interior. Me pregunto si ha sido buena idea ir hasta allí, pero ya no hay marcha atras.
De pronto, actividad. A pesar de la versión oficial que dice que ni un solo soldado israelí pisa Gaza veo, con estos ojitos que mi madre me ha dado, cómo se levanta la valla de la frontera y cómo no menos de siete carros de combate repletos de soldados se adentran en Gaza. Varios destellos de luz nos advierten desde una torreta. Nativ entiende que es hora de apartarse de allí.

1 comentario:

  1. Lástima que hayas tenido que comprobar in situ que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos (si es que, al final, hay buenos y malos en ese conflicto).

    Toda una experiencia de novela de espionaje. Cuidado con los del Mossad, que tienes un perfil sospechoso!!!

    Abrazo, y no te demores tanto con la próxima entrada.

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